Entrevista: Enrique Bunbury mexicano en la otra vida
El 11 de agosto de 1967 la ciudad de Zaragoza (España) vio nacer a un niño que se convertiría en todo un artista.Con el paso de los años, específicamente cuando cumplió 12, se compró su primera guitarra eléctrica con cinco mil pesetas que había ahorrado, la cual le sirvió de mucho pues gracias a ella pudo integrarse como músico, en 1980, a un grupo escolar llamado Apocalipsis. Hoy en día es considerado un “héroe” de los escenarios, una leyenda hecha voz.
El cantautor español estará en la Comarca Lagunera el 18 de marzo.
De regreso a Hellville
El próximo miércoles 18 de marzo la Comarca Lagunera se vestirá de gala para recibir a Enrique Bunbury, quien actuará en el Coliseo Centenario a partir de las 9:00 de la noche, como parte de la gira Hellville de Luxe. Enrique inició con el pie derecho sus presentaciones en la República Mexicana, pues ha abarrotado todos los lugares en los que ha cantado y tal parece que ocurrirá lo mismo en Torreón. En entrevista con esta casa editora el cantante dijo que se encuentra muy contento porque ahora lo respalda una nueva banda, la cual calificó como la mejor que lo ha acompañado.
Estrena banda
“Es la primera vez que ando con una nueva banda porque cerré un ciclo con la anterior, El Huracán Ambulante, que estuvo conmigo diez años. Creo que mi nueva banda es única, es la mejor que he tenido en vida. La gente que acuda al show podrá darse cuenta que está hecho con mucha fuerza. Se divide en dos partes, una muy rockera y la otra como una especie de cabaret, en la cual el concierto se convierte en algo muy íntimo”.
Su ritual
El cantautor, quien tomó el nombre de Bunbury del montaje La Importancia de Llamarse Ernesto, del escritor Óscar Wilde, confesó que antes de cantar en cualquier escenario acostumbra realizar una serie de rituales. “Son como una serie de pautas que tengo que hacer porque si no las hago me pondría muy nervioso al cantar. Por ejemplo, me gusta calentar mi voz y estar en el camerino tres horas antes del show. También procuro conocer el lugar donde voy a cantar, recorrer las butacas, preparar mi ropa y las joyas que usaré”.
Hecho en casa
Sobre su más reciente disco, Hellville de Luxe, el artista explicó que decidió llamarlo de esta manera porque así se llama una casa tiene en el Puerto de Santamaría (Cádiz), además es la primera vez que hace una placa en su hogar.
“Es la primera ocasión en mi vida que hago un disco en mi casa, en donde tengo mi guitarra, mis pianos, mis demos. Comúnmente les daba vida en movimiento, es decir, en otros lugares como cuando he andado de gira. Es un material muy positivo y extrovertido que tiene cierto grado de intimidad, quiero que sea como una ventana abierta para que la gente se cuele en mi forma de pensar y sentir”.
Mexicano en la otra vida
México es un país muy especial para Enrique, al respecto, dijo que él cree en la reencarnación por lo que piensa que seguramente en alguna otra vida vivió en algún sitio de tierra azteca. “Esta anécdota ya la había contado. La primera vez que vine en avión a México, cuando aterricé y toqué tierra mexicana, sentí algo muy extraño, como si ya hubiera vivido aquí. Lo primero que se me ocurrió fue pensar en la reencarnación, hasta se me ocurrió ‘igual y tuve casa, mujer, hijos y una cabaña en México’. Amo mucho este país”.
Música “chicle”
Por otra parte, Bunbury comentó que ha aprendido muchísimo de la música mexicana, sobre todo de la popular. “Me encantan las rancheras, el son veracruzano, las cumbias, los corridos, las norteñas y la música prehispánica. En mis discos trato siempre de incluir algún tema relacionado con esta nación como Ciudad de Bajas Pasiones que incluí en Flamingos y habla sobre Ciudad Juárez.”. En cuanto a la música en la actualidad, Enrique Bunbury opinó que se están haciendo cosas muy buenas, aunque no deja de existir la música que él llama “chicle”. “Hay muy buenas propuestas en todo el mundo, están saliendo chavales muy buenos que están creando música fantástica, aunque claro, también hay mucha música ‘chicle’, que es la mayor parte de la que suena en las radiodifusoras”.
Fuente: El Siglo
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