Un zarpazo al corazón de Bunbury


La conmocion por recibir al artista español que ha hecho de Guatemala su segunda casa era evidente en los 4 mil seguidores que se dieron cita, desde tempranas horas del jueves, en el Domo de la zona 13. Aunque la acústica del lugar no es la mejor para este tipo de eventos, el concierto de Enrique Bunbury se desarrolló entre una atmósfera de íntimos viejos amigos, en la que cada canción interpretada fue acompañada por los asistentes.
Las luces se apagaron cuando faltaba un cuarto para las nueve de la noche, momento en el que los gritos eufóricos de los fanáticos recibieron a los músicos que viajan con Bunbury, en el Hellville de Luxe Tour. El club de los imposibles fue el primero de los más de 25 temas interpretados por el español, durante una noche llena de interacción con el público, vítores y aplausos.
Aunque en la última década Bunbury ha realizado un concierto casi cada dos años en Guatemala, él aseguró que la razón de sus frecuentes visitas al país es porque aquí está su segundo hogar. La declaración fue recibida con evidente emoción y gritos por parte de un grupo de seguidores, que demostró en repetidas ocasiones su cariño hacia el extranjero.

Reinvención en repertorio
La razón principal que trajo a Bunbury a Guatemala fue la promoción de su más reciente material discográfico Hellville de Luxe, pues, según el cantante, la evolución es una necesidad para todos los artistas.
Luego de recordar la época como vocalista de Héroes del Silencio y los siguientes años como solista, Bunbury dedicó el tema Porque las cosas cambian a todos aquellos que insisten en que los tiempos pasados siempre son mejores. Esa canción, junto a El hombre delgado que no flaqueará jamás, Bujías para el dolor y Hay muy poca gente, que también fueron interpretados, se desprenden de su nuevo disco.
El desplazamiento del cantante sobre el escenario se convirtió en uno de los elementos característicos de su espectáculo. Esa constante contrastó con las nuevas versiones de temas clásicos que no faltaron en el repertorio, como La Herida, reinterpretada en tango, o Lady blue con un carácter más roquero.

El que es, vuelve
Más de una vez se tuvo la impresión de que el concierto había llegado a su fin. Sin embargo, después de la segunda ocasión en la que el cantante se despidió de su público, los asistentes comprendieron que todavía había Bunbury para rato. “Aquí podemos seguir hasta mañana, porque no tenemos prisa alguna”, expresó en uno de sus aplaudidos retornos al escenario.
Uno de los momentos que crearon un ambiente íntimo fue antes de cantar Sí; Bunbury se sentó en medio del escenario y bebió una copa de vino, acompañado de un solo melancólico en el piano. El rescate, Alicia, Infinito, La apuesta por el rock and roll, Que tengas suertecita, La trampa, Y al final, El Jinete y Sácame de aquí, también formaron parte del programa musical.
El desenlace del espectáculo llegó al filo de las once de la noche, con la interpretación de La chispa adecuada en una versión acústica y más palabras de cariño del español hacia los guatemaltecos que se mostraron satisfechos al dejar el recinto.

Siglo XXI

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