Bunbury: “Teatro Liceu”, Barcelona 26 y 27 de Junio


Bunbury volvía de nuevo a la ciudad condal para presentar su particular infierno a través de la segunda parte de la gira por España de “Hellville de Tour”. Si el 11 de Octubre de 2008 presentaban su último disco, “Hellville de Luxe”, en el Palau Sant Jordi, en esta ocasión, el espectáculo se desplazaba al Teatro Liceu, un escenario mucho más íntimo y cercano, a pesar de su grandeza y majestuosidad interior. Situado en la siempre colorida y transitada Rambla Barcelonesa, donde las tiendas de souvenirs y los artistas urbanos adornan toda la extensa avenida, en su fachada ya se podía observar un cartel a gran tamaño donde se indicaba las dos noches en las que el artista estaría presente. A pesar de que las entradas para el lugar estaban numeradas y cada asistente tenía su butaca reservada, desde un par de horas antes del concierto del viernes ya había gente esperando por los alrededores. Poco a poco todo el público fue accediendo al lugar hasta llenar casi el aforo (la platea estaba sin ninguna localidad libre y solamente en las plantas más superiores se podía encontrar algún espacio). Apenas rebasadas por unos minutos las 21 horas, las luces del Liceu se apagaban para quedar encendidas únicamente las dos pantallas situadas sobre el escenario. Sobre ellas se proyectaban una foto de unos de los artistas definitivos de la historia de la música que el día anterior tristemente nos había dejado: Michael Jackson. Grandísima ovación por parte de todos los allí presentes mientras por los altavoces sonaban uno de los temas del indiscutible "Rey del Pop". Posteriormente, cada uno de los componentes de la banda iban ocupando sus respectivos puestos, tras los cuales aparecía Bunbury con su habitual atuendo de esta gira: Gafas de sol, sombrero con calavera estampada en el frontal, chaqueta y pantalones negros con adornos de tachuelas, y con su guitarra colgada al hombro.

Tras unas palabras de agradecimiento de Bunbury tras el micrófono, la primera sorpresa de la noche llegaba con el comienzo, ya que la habitual “El club de los imposibles”, con la que normalmente suelen empezar los concierto del “Hellville de Tour”, fue sustituida por la renovada con aires fronterizos “El anzuelo”. Un principio que tal vez hacía presagiar un concierto de aire más intimistas, cosa que finalmente no llegaría a suceder ya que poco a poco fue “in crescendo”. Tras el primer tema le sucederían los tema habituales que conforman la primera tanda del concierto: “La señorita hermafrodita” (con esas fantásticas y sensuales proyecciones de la Pin up Bettie Page), el single “Hay muy poca gente”, la frenética “Bujías para el dolor”, “200 huesos y un collar de calaveras” (que no suele ser de las habituales de “Hellville de Luxe” en directo) y “Sólo si me perdonas”, aún más subida de revoluciones que la versión que aparece en “Pequeño” provocando que el público empezara a levantarse ya de sus asientos.

Después de la primera descarga, llegaba el set más “calmado” y cercano. Casi como si estuvieran tocando en el salón de tu casa, la banda al completo arremetía con “Sácame de aquí”, “El extranjero” (Bunbury declaraba que esta es una de las canciones que no le hubiera gustado escribir nunca, que a veces jode tener la razón y que pese a quien pese, todos somos extranjeros), “Desmejorado” (tema de Bushido que seguro que traería muy buenos recuerdos a Carlos Ann, una de las partes del proyecto que se encontraba en el palco presenciando el concierto), una preciosa “Alicia” y la aclamada “Infinito” con la que terminaban este set más íntimo.

Las luces volvían a apagarse, aunque por poco tiempo, porque sobre las pantallas se proyectaban ese vídeo con collages de películas de terror y Serie B previo al inicio del primer single que se extrajo de “Hellville de Luxe”, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”. Descarga rockera sin concesión a la que le seguirían los clásicos “Sí”, “El rescate”, “Apuesta por el rock n’ roll” y “Lady blue”.

Nueva breve pausa reanudada con el sonido de tren y las vías ferroviarias sobre las pantallas que dejaban paso al tema “Que tengas suertecita”, para a continuación seguir con “El porqué de tus silencios” y “El viento a favor”, ésta última precedida por una introducción a modo de gospel en la que Bunbury imploraba al Señor.

Rebasadas ya las 2 horas de concierto, aún quedaba la traca final. Y vaya traca!! Si durante el concierto, el público ya había hecho el amago de levantarse de sus butacas (motivados por la emoción de las canciones) para asaltar el pasillo central y el foso que separaba las primeras filas del escenario, “No me llames cariño” ya fue el desencadenante que definitivamente hizo saltar de sus asientos al público de la platea. Y es que Bunbury llegó a bajar del escenario para acercarse y recorrer el reducido espacio entre ésta y el escenario. Una avalancha de gente se agolpaba frente al escenario ante los esfuerzos desesperados de los guardias de seguridad por evitarlo. Con el público en pie, la parte final del concierto prosiguió con cuatro de las canciones más emotivas del repertorio: “El jinete”, “El tiempo de las cerezas” (que Bunbury quiso dedicar a Michael Jackson tras dejar claro que aunque en esto días en alguna prensa podamos encontrar tonterías, lo importante es que en algún momento alguna canción de este gran artista nos haya llegado… y Enrique así lo afirmaba), “Canto (el mismo dolor) e “Y al final”, con la que despedía el show ante un público totalmente entregado y rendido a la evidencia. Aplausos y vítores en la primera noche de Bunbury en el Liceu.

Sábado 27 de junio:

24 horas después, Bunbury volvía al Teatro. Nuevamente, el ambiente del Liceu reflejaba un lleno casi absoluto con un público que desde minutos antes del espectáculo ya empezaba a aplaudir y gritar con la intención de pasar una gran velada llena de rock n’ roll. Lo días previos al concierto serán recordados por la pérdida de dos grandes figuras del espectáculo y el entretenimiento. Si el viernes el homenajeado era Michael Jackson, la actuación de Bunbury del sábado comenzaba con la proyección en las pantallas de las imágenes de Farrah Fawcett una de las tres “Ángeles de Charlie” que falleció la tarde del 25 de junio, mientras que por los altavoces sonaba la famosa sintonía de la serie.

Tras este reconocimiento, una noche más la banda aparecía sobre el escenario seguida por Bunbury. Los primeros temas del concierto fueron los mismos con los que empezaron el día anterior “El anzuelo”, “La señorita hermafrodita”, “Hay muy poca gente” y “Bujías para el dolor”, aunque tal vez conscientes de que a la actuación del sábado acudirían personas que ya presenciaron el concierto del día anterior o tal vez por no repetir el mismo listado de canciones, pronto introdujeron alguna variación en el set lit. Así, sonó “Ahora” o una prematura “Que tengas suertecita” antes de dar paso al formato más íntimo. En éste únicamente repitieron respecto al día anterior el principio con “Sácame de aquí” y el final con “Infinito”, intercalando las revisadas a esta nueva etapa “De mayor”, “Contar contigo” y “Los restos del naufragio”. Tal vez se echó de menos “El extranjero” y “Alicia”.

Nuevamente retomaban el pulso rockero con “El hombre delgado que no flaqueará jamás”, “Sí”, “El rescate”, “Apuesta por el rock n’ roll” y “Lady Blue”, imprescindibles desde el comienzo de la gira y que ya sonaron también el día anterior. Temas que sirvieron para reivindicar la petición que Bunbury hizo de construir lugares donde no solo haya espectáculos de ópera o ballet, sino también dedicados al rock n’ roll.

Aunque tal vez la parte más sorprendente fue el tramo final que empezaron con “Puta desagradecida”, tema que se incluyó en el disco conjunto con Nacho Vegas “El tiempo de las cerezas” y que tuvo su única presentación en directo en España en el mismo Teatro del Liceu el 30 de Noviembre de 2006. Bunbury así lo recordaba en la presentación del tema. Posteriormente rescataba otro tema del “Hellville de Luxe”, “Si no fuera por ti”, que aunque no ha sido single, tal vez sea una de las mejores canciones incluidas en el último disco y que tal vez reflejen algunos aspectos de la imaginería de esta etapa con influencias del cine de Serie B. Al igual que en la noche anterior, volvieron a sonar “No me llames cariño” (con un público entregado, aunque esta vez no llegó a amontonarse en el pasillo y delante del foso del escenario en parte debido a la contención de los guardias de seguridad), “El jinete” y “Canto (el mismo dolor)”.

Y para terminar, un broche de oro con “Aquí” e “Y al final” que marcaban la despedida a dos noches inolvidables de Rock. Dos conciertos que difícilmente se repetirán en esta gira (tal vez en Sos del Rey Católico) porque el “Hellville de Tour” vuelve a los grandes recintos.

Texto: Juan Garrancho (www.myspace.com/juangarrancho)

Fuente: Web Enrique Bunbury

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