Bunbury tiene su casa en Muskiz


Un bar de la localidad alberga en su paredes más de 40 retratos del cantante.

Un tributo de Toño Gómez, su más fiel seguidor. Si el cantante Enrique Bunbury tuviera un templo, éste estaría en la localidad vizcaina de Muskiz y Toño Gómez, sería, sin duda, su sumo sacerdote. A sus 38 años, este joven muskiztarra ha llevado su pasión por el cantante zaragozano al restaurante que regenta, convirtiendo el local en un homenaje permanente a Enrique Ortiz de Landazuri Izardui, Bunbury para los miles de fans del creador de Héroes del Silencio.

Fue su tía Mertxe la "culpable" de que Toño descubriera hace 20 años el arrojo de aquellos jóvenes de Zaragoza que en 1987 grabaron el maxi single Héroe de Leyenda y, en 1988, El mar no cesa y que, hasta su separación en 1997, se granjearon el favor del público a ambos lados del Atlántico.

"Era una casete con los temas de finales de los ochenta y me enganchó", reconoce Toño sin ambages al otro lado de la barra del café bar Gatika, donde sus clientes -muchos de ellos trabajadores fijos y de contratas de la cercana refinería de Petronor- comparten mesa y mantel con las fotos del héroe de Toño, que soporta estoicamente los comentarios mordaces de sus parroquianos.

"Aquí oyes un poco de todo, pero como yo digo ésta es una decisión personal. A otros les gustan otras cosas, a mí me gusta la música y la filosofía de Bunbury", remarca Toño mientras su mujer Aintzane -una santurtziarra que comparte la vida con Toño y sus dos hijos Aratz y Unax- es mucho más directa al explicar su preferencia por Bunbury.

"A mí me gusta Enrique y su chaleco", espeta desde la cocina, "pero esta parafernalia no me va mucho, aunque si lo ha dicho mi marido, está bien dicho", remarca.

Dicho y hecho puesto que, desde que son pareja, no han dejado de recorrer los miles de kilómetros necesarios para seguir a Bunbury allí donde fuera: hoy, en Sevilla; mañana, en Zaragoza; pasado, donde caiga. "Los conciertos suelen ser los viernes o los sábados, así que, aunque nos peguemos la pechada, tenemos el domingo para descansar ya que no abrimos el bar", apunta Toño que se declara entusiasmado por un personaje que ante todo "si hay que definirlo con una palabra es profesionalidad".

Toño reconoce que no todas las letras de su ídolo "son fáciles de asimilar a la primera, como el tema Bujías para el dolor, de su último disco Hellville de Luxe".

"Alguien me ama, alguien me destruye, ventanas o espejos, quebrados o abiertos, nací con el síndrome de Pils de Latuert, el resto es el cierzo y el viento de levante", se escucha.

A buen seguro que Toño y Aintzane, a quienes acompañará su hijo mayor Aratz de cinco años, tararearán este tema si Bunbury se anima a cantarlo hoy en Santurtzi.

El estribillo tiene, sin quererlo, una referencia marinera que sería, sin duda, muy agradecida por los seguidores santurtziarras. "Virgen del Carmen, patrona del mar, paraíso perdido en algún lugar. Contrabando de amor en alcaraván, desván de la infancia y bujías para el dolor".

Sin embargo, a Toño se le iluminan los ojos al nombrar Lady Blue, el tema estrenado en 2002. "Es el que más me gusta, aunque, con tantos estilos como ha tocado Enrique, hay buenos temas en todo su repertorio", destaca mientras a su mente llegan las notas de este tema."Desde hoy, no temas nada, no hace falta ya, todo se fue con el huracán".

El comedor comienza a llenarse y hay que atender a los esforzados currelas cuyo sonido preferido es el de la cuchara contra el plato.

Para Toño sólo quedan unas horas antes del reencuentro con un artista cuya energía prendió en él hace 20 años y durará "hasta que el cuerpo aguante".

"Si hay algo que me gusta de Bunbury es su respeto por su público, su tremenda profesionalidad"

Fuente: Deia.com

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