¡Bunbury de lujo!


Bunbury cerró con “La chispa adecuada” el broche de oro que le puso punto final al chivo del Palacio de los Deportes
Escrito por Lucrecia Zúñiga Ureña Lunes 05 de Octubre de 2009 04:46

El español llenó el Palacio de los Deportes

Las camisetas negras invadieron la Ciudad de las Flores, en un chivo que de seguro llenó las expectativas de todos los que asistieron

Lleno. Contrario a lo que se podía pensar en vista de la cercanía de otros eventos, la lluvia que pospuso juegos de fútbol o la misma crisis, el Palacio de los Deportes lució un lleno bastante aceptable en la presentación del español Enrique Bunbury, quien tras más de seis años regresó a Costa Rica, esta vez para presentar su álbum más reciente, “Hellville de Luxe”.

Sin artista telonero, y pasadas las 8.30 p.m., las luces se apagaron y se dio paso a un juego de luces y pantallas, que sería la antesala de la salida del español, ante un público que en buena parte soportó el aguacero que cayó al atardecer y que ya esperaba ansioso para reencontrarse con el artista ibérico.

El club de los imposibles”, misma que abrió el concierto del 2003, fue la encargada de dar inicio a la escala costarricense del “Hellville de Tour” y desde un sobrio escenario con dos pantallas, un Bunbury vestido de negro y con su clásico sombrero, salió a escena para dar fe de su talento como maestro de ceremonias.

Luego del club vino “La señorita hermafrodita” y como muestra del reciente material llegaron “Hay muy poca gente” y “Bujías para el dolor”, que terminaron de prender a un público que desde el inicio se entregó completamente al espectáculo del músico español. Si bien no se cuentan por miles, aplaudieron cada canción con la misma fuerza, corearon hasta la última línea, fielmente, sin importar si se tratase de los éxitos o de canciones de bajo perfil.

La energía fue una constante. “Sólo si me perdonas” le dio paso a “Doscientos huesos y un collar de calaveras” y, después de un pequeño cambio de vestuario, regresaron con “Sácame de aquí” extraída del Flamingos. El sonido salió bien librado del a veces temible Palacio. Todo apuntaba una fiesta para recordar.

Un pequeño intermedio incluyó un llamativo audiovisual y entonces vino el primer sencillo del nuevo álbum, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”

-que en su momento significó cierta polémica para el artista- y luego las notas de un piano introdujeron “Sí”, para dar paso a “El extranjero”, otra de las infaltables en el repertorio.

Para los que esperaban algo de Héroes del Silencio, la exitosa banda que Bunbury lideró en la primera etapa de su carrera, tenía preparada una exótica interpretación de “La herida”, que incluía un banyo y un acordeón en la ejecución, y que pese a todo, la gente coreó a más no poder. Un cambio de guitarra trajo a “Alicia”, le siguieron “Infinito” y “El rescate”, con una adrenalina que parecía subir más con cada canción.

Otra bocanada de la banda española se probó con “Apuesta por el rock and roll” y, como para contrastar con lo que la gente escuchó en “La herida”, Enrique entregó una versión más alegre y roquera del éxito “Lady blue”, tras la cual la banda se despidió por un momento del escenario.

Bunbury y sus músicos en todo momento se mostraron animados e interactuaron con el público. El oriundo de Zaragoza mostró su mejor disposición e hizo uso de su carisma al regresar para prender de nuevo a la gente con “Que tengas suertecita” y después tomarse un tiempo para hablar de su crisis tras el disco “Viaje a ninguna parte”. Entonces, del trabajo a dúo con Nacho Vegas, “El Tiempo de las cerezas” -y para sorpresa de muchos- interpretó el tema “No fue bueno”, al que siguió “Al final”, para la segunda despedida del escenario.

La gente no se iba tan fácilmente y de nuevo el músico volvió a hacer de las suyas, bromeando primero con el público, luego hizo un necesario alegato a favor del rock y descargó “No me llames cariño”, entroncada con “El jinete”, original del mexicano José Alfredo Jiménez, y con un magnífico “Canto” vino la despedida, pronunciando el habitual “hasta siempre” con que suele cerrar su presentación.

Pero aún no había terminado... Con la tercera salida sopló “El viento a favor”, para cerrar definitivamente la fiesta con una copa y un piano, interpretando “La chispa adecuada”, cerrándose de esa forma el telón de una buena dosis de música y un público satisfecho que merecía un espectáculo así.

Fuente: La Prensa Libre

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