Enrique Bunbury vuelve a lo básico: Enrique Bunbury presenta en Chicago nuevo disco con melodías simples

A fines de abril Enrique Bunbury inicia una gira que lo llevará a varias ciudades de los Estados Unidos.


Con el paso del tiempo, Enrique Bunbury no sólo consiguió dejar atrás la triunfante etapa en Héroes del Silencio —cuya gira de despedida final tuvo lugar hace tres años—, sino que se ha moldeado una trayectoria como solista que se puede definir de muchas formas, aunque la más apropiada sea ejemplar.

Con tal palabra no se trata de definir su música o el resultado de sus grabaciones: simplemente, el cantante español ha navegado por tantos estilos, se ha sumergido en tantas propuestas y se ha redefinido en tantas ocasiones, que es difícil encontrar un artista con similar talento en el panorama de la música latina.

"Las consecuencias" es su nuevo CD en solitario, una obra intimista, reforzada por el empleo del piano, los arreglos simples (que no sencillos) y elegantes, plagada de melodías emotivas y entrañables.

Lejos de los elementos electrónicos de "Radical Sonora", de las referencias literarias de "Viento a favor", del experimento lírico que fue "Flamingos", de la mirada a Latinoamérica de "El viaje a ninguna parte" o de la explosión rockera de "Hellville de Luxe", que fueron algunos de sus álbumes precedentes, "Las consecuencias" nace por oposición a Hellville de Luxe, "que era de rocanrol, con más tempo, más vitalista", comenta Bunbury.

"Este es un disco más interior, es como la cara oscura de la moneda del anterior". Y tal objetivo quedó dibujado de inmediato.

"Fue un acto premeditado", asegura el ex líder de Héroes del Silencio, que actuará en mayo en Chicago. "En este caso tenía muy claro desde el día después de terminar Hellville de Luxe que sabía perfectamente cómo quería que sonara este álbum".

Su principal interés, continúa, fue que "Las consecuencias" fuera un disco "sencillo", que en ningún momento pareciera algo complejo.

"Todo lo contrario, que fuera un disco de cámara, que pudiéramos tocar ahora mismo aquí, de forma sencilla y natural. Ese fue el propósito, que sonara súper íntimo, cercano a la vez y sin demasiados aspavientos", comenta este zaragozano de 42 años, que inició su carrera musical cuando apenas era un adolescente.

Con el paso del tiempo, Enrique Bunbury no sólo consiguió dejar atrás la triunfante etapa en Héroes del Silencio —cuya gira de despedida final tuvo lugar hace tres años—, sino que se ha moldeado una trayectoria como solista que se puede definir de muchas formas, aunque la más apropiada sea ejemplar.

Con tal palabra no se trata de definir su música o el resultado de sus grabaciones: simplemente, el cantante español ha navegado por tantos estilos, se ha sumergido en tantas propuestas y se ha redefinido en tantas ocasiones, que es difícil encontrar un artista con similar talento en el panorama de la música latina.

"Las consecuencias" es su nuevo CD en solitario, una obra intimista, reforzada por el empleo del piano, los arreglos simples (que no sencillos) y elegantes, plagada de melodías emotivas y entrañables.

Lejos de los elementos electrónicos de "Radical Sonora", de las referencias literarias de "Viento a favor", del experimento lírico que fue "Flamingos", de la mirada a Latinoamérica de "El viaje a ninguna parte" o de la explosión rockera de "Hellville de Luxe", que fueron algunos de sus álbumes precedentes, "Las consecuencias" nace por oposición a Hellville de Luxe, "que era de rocanrol, con más tempo, más vitalista", comenta Bunbury.

"Este es un disco más interior, es como la cara oscura de la moneda del anterior". Y tal objetivo quedó dibujado de inmediato.

"Fue un acto premeditado", asegura el ex líder de Héroes del Silencio, que actuará en mayo en Chicago. "En este caso tenía muy claro desde el día después de terminar Hellville de Luxe que sabía perfectamente cómo quería que sonara este álbum".

Su principal interés, continúa, fue que "Las consecuencias" fuera un disco "sencillo", que en ningún momento pareciera algo complejo.

"Todo lo contrario, que fuera un disco de cámara, que pudiéramos tocar ahora mismo aquí, de forma sencilla y natural. Ese fue el propósito, que sonara súper íntimo, cercano a la vez y sin demasiados aspavientos", comenta este zaragozano de 42 años, que inició su carrera musical cuando apenas era un adolescente.

Texto: Josep Parera / La Vibra
Fuente: Impre.com/laraza

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